Se juega por rondas, en cada una de ellas un jugador lanza sus tres bolas. El objetivo es conseguir que las bolas queden atrapadas en uno de los peldaños, el peldaño superior vale tres puntos, el segundo vale dos y el inferior vale un punto. No hay una forma determinada de lanzar la bola, por lo que un jugador puede lanzarla como quiera o pueda e incluso puede hacerla rebotar en el suelo.
Después de jugar una ronda, se suman los puntos. Las bolas que sigan colgadas en los peldaños reciben puntos. Se puede intentar derribar las bolas de otros jugadores de los peldaños; en ese caso, esas bolas no cuentan como puntos. El jugador con más puntos al final de la ronda podrá lanzar primero en la siguiente ronda.
El primer jugador que llegue a 21 puntos exactos es el ganador. Si un jugador supera los 21 puntos, los puntos obtenidos durante esa ronda no cuentan.
En caso de empate, cada jugador con 21 puntos jugará tantas rondas de prórroga hasta que un jugador gane dos puntos al final de la ronda. La regla de los dos puntos sólo se aplica en las rondas de prórroga.