Cada jugador en su turno debe quitar un ladrillo de la pared, pero hay que tener cuidado de elegir el ladrillo correcto para no golpear a uno de los muñecos que descansan en lo alto de la pared. Una vez que se ha elegido un ladrillo, es imposible cambiar de opinión, se tendrá que llegar hasta el final y eliminarlo a toda costa. Y cuidado, el que haga caer un muñeco será el perdedor del juego, ¡haciendo que su oponente sea el gran ganador! Con este juego de habilidad se consiguen momentos divertidos y emocionantes, con un suspense que dura hasta el último segundo de la partida. Una vez derrumbado el muro, los jugadores pedirán comenzar una nueva partida.
Se desarrolla la habilidad y la motricidad. Hay que ser hábil y delicado con las manos para mover un ladrillo sin que se derrumbe el muro, el pensamiento también será un excelente aliado para ganar partidas ya que es importante poder visualizar las repercusiones antes de retirar una pieza.